sábado, 30 de enero de 2016

MARIA OLIMPIA DE OBALDIA

Mi Bandera


De tela humilde o de luciente raso
-nada importan su brillo o calidad-
es mi bandera símbolo precioso
de mi Patria adorada, Panamá!

Se alza como ala de ilusión suprema
en vuelo majestuoso hacia el azul
buscando siempre la amplitud del cielo,
enamorada eterna de la luz.

Sus pliegues vibran como flores vivas
sedientas de los ósculos del sol
mientras enciende su divino efluvio
en las almas patriótica emoción.

Y cuando sube el pabellón que encierra
Pretérito, Presente y Porvenir,
es la Patria que expresa sus anhelos
de mantenerse libre y ser feliz.

Es Panamá que busca su destino
por senderos de Bien y de Verdad
haciendo suya la inmortal proclama:
Libertad, Igualdad, Fraternidad ...!


DEL LIBRO : PARNASO INFANTIL


Post Umbra

Mi corazón el tuyo presentía;
buscaba tu alma mi alma soñadora,
y te esperaba al despertar la aurora
y te llamaba cuando el sol moría.

Tu alma acudió al reclamo de la mía,
y el esquife de amor, con rara prora,
hacia la playa de la dicha mora
las llevó bajo el sol que sonreía.


Juntas habitan esa tierra hermosa,
y unidas seguirán, aunque celosa,
la Muerte, con crueldad, de ti me aparte,

pues, cuando a solas, llores mi partida,
en una estrella mi alma convertida,
por escalas de luz vendré a besarte...


Ñatore May

"¿Comuniyó?" pregunto
a la india macilenta
que en pos de su hombre adusto
marcha con lento andar.

"Ñatore may" contesta
sin levantar los ojos:
-tan sólo mira el polvo,
remedo de su faz.

"Ñatore"... y la doblega
la mochila a la espalda
y la agobia la curva
de su misión fatal...
Y su hijo cuando nazca
acaso muera inerme,
que sólo puede darle
el jugo maternal;

su leche macerada
con golpes del marido;
caldeada por la piedra
en donde muele el pan:
mezclada con fermentos
de incógnitos rencores,
de anhelos subconscientes
inmensos como el mar...

¡"Ñatore"... y sus vestidos
son sucios, harapientos;
su hogar húmeda choza,
su lecho un pajonal...
"Ñatore"... y nunca supo
de mimos ni de besos...
Descanso jamás tuvo
su cuerpo de animal...!


¡Y la llaman "hermana"
los que siguen a Cristo
y "camarada" dicen
los que en vanguardia van,
pero ella no comprende
ni aquél ni el otro idioma,
ella tan sólo sabe
decir: "Ñatore may"...!


Prosigue con sus fardos
sin que el "hermano" diga:
"he de aliviar tu carga,
he de calmar tu mal";
sin que llegue tampoco
activo "camarada"
y logre en noble esfuerzo
su vida humanizar.


Continuará su marcha
doblada sobre el polvo
que pisaron caciques
del nativo solar,
diciendo a su Destino:
"Ñatore may, ñatore"
porque piensa que es éste
su círculo fatal...


Los cuatro siglos fueron
sobre su casta humilde
cuatro hojas desprendidas
del árbol secular;
las humanas reformas
no han rozado su vida,
en ella se hizo carne
todo el zumo ancestral.


Retornará a la tierra
sin saber que vinieron
hombres de gran espíritu
su raza a libertar:
¡Colón con sus navíos
Bolívar, con su espada,
y, sobre todo ellos,
Jesús con su verdad...!

Y al caer a la tumba
cual bestia fatigada,
gozará las caricias
de la madre eternal
y entonces, sólo entonces
será justa su frase
al decir resignada
a Dios: "Ñatore may"...!



Rimas de Otoño


Te dije ayer: ""Llegó la primavera...
Cogidos de la mano
vamos a la pradera a cortar flores,
amado, sin temores, que es temprano.""


Hoy te digo: ""Murió la primavera
y también el verano;
pero vamos al huerto,
que aún pueden nuestras manos
extraer de las uvas
el jugo que rebosa en nuestras cubas.


Antes que el hielo llegue,
vamos al campo, unidos de la mano;
nuestra hoz de plata las espigas siegue,
que aún es temprano.""

Mañana te diré: ""Dulce bien mío,
la nieve nos rodea,
llegó el invierno frío,
pero aún el fuego del amor caldea
nuestras almas dichosas;
ya la vida nos niega frescas rosas,
madura fruta y rica mies dorada;
ya en nuestras venas la pasión no arde;
ya la tierra nos brinda suave almohada.
Amado: ¡vamos a dormir, que es tarde...!""



Dadivas Divinas


Yo nada te pedía cuando me diste
una estrella esmeralda en el Oriente,
un horizonte ilímite,
un par de alas
y una chispa divina en el espíritu.


Yo nada te pedía cuando me diste
un huerto rumoroso,
una fuente tranquila
y guirnaldas de pájaros y flores.


Yo nada te pedía cuando me diste
el amor en un vaso cincelado
por la Vida y la Muerte:
yo me embriagué de luz con su ambrosía,
te comprendí mejor, y tus designios
bendije para siempre.

Tantos dones cayeron como estrellas
en mi vida, pequeña para darte
las gracias que merecen
tus dádivas divinas...

y ahora además te pido, Padre justo y eterno,
me permitas pasar, con mi esperanza,
el cáliz del amor que me ofreciste
y otras vidas que llegan -nueva aurora-
a iluminar tu cielo;
a alumbrar los caminos que se hicieron
con las huellas de Cristo.

Esta plegaria es también Acción de Gracias
por la vida, el amor y la esperanza,
nutridos por la fe, que es don de dones,
y ha de llegar a Tí -dulce rocío-
del hontanar de mi alma.

1975


Primicias

Para Ana Jilma

Tú llegaste al hogar como primero
fruto de amor en estación dorada
y tu presencia -lumbre de lucero-
hizo más bella la feliz morada.

El tiempo discurrió suave, ligero,
sobre tu infancia siempre iluminada
por el amor, que desde enero a enero
es del hogar la lámpara sagrada.

Y llegas hoy, dichosa y conmovida,
sin saber de dolor ni desengaños,
al dorado balcón de quince años:
¡es la edad más hermosa de la vida!

Pero guarda el recuerdo de tu infancia,
¡rosa celeste de inmortal fragancia!

1975


Niño Goloso

En el árbol de la noche
cuelgan espléndidas
frutas;
yo quiero la más hermosa,
redonda y blanca: ¡la luna!

¿Su pulpa, será de coco,
de guineo o de naranja?
¿Tendrá jugo delicioso
como piñas o granadas?

¿Cómo será su perfume:
suave y puro de violetas,
fuerte y raro como
orquídeas
o de todos tendrá mezcla?


Si yo comiera esa fruta
no sé qué me pasaría...
Si tan solo con mirarla
¡me emborracho de
alegría...!

Del Libro: Semillitas
Lectura para niños No.2
Edición: Red de Materiales Artesanales



Selvática



¿Sabes lo que quisiera?
En una noche cálida de estío
a tu lado dormir en la pradera,
sentir bajo nosotros
el pasto humedecido de rocío
y ver sobre los rostros
la celestial esfera.


Un planeta por lecho;
en derredor la calma;
por cámara nupcial el claro cielo
y el Amor —como un Dios— en nuestras almas



Del libro: Orquídeas



Trasmigración


Amor: cuando yo muera,
de mi cuerpo los átomos dispersos
se trocarán en verde enredadera,
y al extenderse por los brazos tersos
de la cruz de mi fosa,
en cada primavera
la cubrirá de flores olorosas.


Cuando sientas nostalgias de cariño,
cuando añores mis cálidos abrazos,
recoge las corolas que en mi tumba
sus pétalos de armiño
a los besos del sol abran radiosas:
son rimas misteriosas
que te hablarán de indestructibles lazos
y de amores que viven ultratumba...!


Del libro: Orquídeas



Oración de la esposa


Hazme, Señor, como vergel cerrado,
cuya llave el esposo sólo guarde,
lago de amor por el amor sellado
que la sed del esposo sólo apague.


Pon en mis ojos suavidad de luna,
en mi boca el clavel de la sonrisa,
y cual venda de seda mi ternura
restañe del esposo las heridas.

Dale juicio, Señor, a mi consejo:
dignidad y justicia a mi reclamo;
eficacia y cordura a mi consuelo
y nobleza al perdón para el agravio.


Has de mi hogar un cofre de ventura
que del esposo colme los anhelos,
donde descanse de la diaria lucha
y tome bríos por luchar de nuevo.

Nuestras dos almas fúndelas en una;
una sola en la pena y en el gozo,
cual dos gemelos que en la misma cuna
juntan sus juegos, risas y sollozos.

Del libro: Orquídeas



Himno a la maternidad


(Homenaje a las maestras panameñas)

I
Concepción



Extraña sensación mi ser conmueve,
como si nueva vida me agitara;
en mi alma vibran la ansiedad del vuelo
y nostalgia de azul, de cumbre y alas.


Siento en mi entraña rebullir tan suave,
como el roce sedeño de las plumas,
y mis senos se esponjan cual las pomas
que a los besos del sol hinchan su pulpa.



¿Quién aumenta el calor de mis arterias
y abrillanta la luz de mi mirada?
"¡Es que ya eres fecunda como el surco!"
una secreta voz dice a mi alma.


Y al saber que mi seno era una cuna
do un infante dormía,
hubo en mi alma fulgores de alborada
y panal de ternura fue mi ser aquel día.
Y dije al viento: "séme suave y bueno
por la criatura amada
que reposa en mi seno";
a la fuente tranquila: "tu corriente
sea fresca y propicia
por el que en mí recibe tu caricia";
y a los tiernos rosales:
"desplegad los capullos más fragantes,
que hoy se asoma a mis ojos por mirarles
un adorado infante";
y le dije a la luz: "sé más brillante",
y a las aves: "rodeadme de armonía,
que quiero en este día
saturar mis sentidos de hermosura
por la tierna criatura
cuyas venas se filtran en las mías".



Corrió la brisa cadenciosa y leda;
suavidades de seda
tuvo la fuente, el sol más resplandores,
y conciertos de trinos y de aromas
me ofrecieron las aves y las flores.


Con los sentidos plenos de belleza
y con el alma de ternura llena,
sentíme noble y buena
y arranqué de mi pecho la tristeza
al contemplar dichosa y conmovida
que era mi ser un ánfora de vida.


II
Alumbramiento



Ya te acercas, ya siento tu presencia
en el fuerte temblor de mis entrañas;
solo el goce supremo de ser madre
es igual al dolor que me desgarra.
Siento crujir mis huesos, y en espasmos
dolorosos palpitan mis arterias;
las fuentes interiores se derraman
y la muerte famélica me acecha.
Al fin se entreabre el cofre del Misterio...
Llega hasta mí la música de un lloro...
Mis dolores acallan por encanto
y mi pecho se expande venturoso.


III
Lactancia


A mi lado te miro y con deleite
aspiro de tu carne la fragancia:
me pareces un ramo de claveles
entre una profusión de rosas blancas...
Al sentir el contacto de tus labios
cuando mimosos el pezón oprimen,
sueño que son las alas de un querube
que, rozando mis senos, los bendicen.


En la onda láctea que a tu boca llega,
continúo brindándote mi savia
donde se mezclan con mi amor de madre
mis supremos anhelos y esperanzas.


Y aromada y sutil como el incienso
va esta plegaria de mi pecho al Cielo.


IV
Oración de la Madre


Dulce Señor,
me hiciste renacer
por el amor
en otro ser
que dilata mi ardiente juventud.
Dame fuerza, Señor, para ampararlo,
rectitud y firmeza para guiarlo,
para criarlo, Señor, dame salud,
para formar su corazón, bondad,
para dar a su mente, claridad,
que en este ser
quiero, Señor,
ver florecer mi corazón…!


Del libro: Breviario Lírico



En Penumbra


Al doctor Mauro Membreño,
con estimación y gratitud sinceras.

En la penumbra azul donde mi vista
sin impaciencia su recobro espera,
yo comprendo mejor cuánta armonía
enlaza en maravilla los sentidos.


Los pasos familiares, las palabras,
tienen ritmo de música que llega
con caricia de flores; con el roce
de las manos fraternas o filiales.

Perfumes y sonidos toman forma
y el tacto me traduce las imágenes
que miro proyectarse en el recuerdo
esculpidas y vivas como antaño.

En la quietud insomne de estos días
de cautiverio que a mis ojos guarda
yo pienso que son ellos la excelencia
en la atalaya fiel de los sentidos:

Ventanas levantadas en la torre
de la fuerte y erguida arquitectura
que Dios legara al hombre y su progenie
para que busque en derredor su imagen,
nos hacen comulgar con el paisaje,
dialogar, en los libros, con los sabios,
penetrar las regiones infinitas
tal el cielo y el mar de eternidades.


Y el alma, lo profundo y misterioso
del ser, se asoma a los cristales magos
en amor, en dolor, ira o despecho
que son chispas de luz inigualadas.


La ciencia logra devolver los bienes
de la salud por la actitud cristiana
de quienes dan su tiempo al ejercicio
retador implacable de la muerte
y auxiliar sin desmayo de la vida.


En la pantalla fiel de los recuerdos,
sensaciones, olores y sonidos
se yerguen y se visten con ropajes
de visiones que tuve en otros días,

y sueño con mirar la madreperla
de la aurora entreabrirse en el Oriente
y contemplar el disco alucinante
del sol subiendo al trono del espacio;


sumergirme otra vez en la onda pura
donde flotan los astros milenarios;
mirar el mar tranquilo o borrascoso
mas siempre estampa de hermosura incólume;

volver a ver... mirar todo lo bello
que ofrece el mundo, y ver rostros amados:
los niños abrirse como flores
para seguir embelleciendo hogares.

Yo volveré a gozar tanta riqueza,
a reencontrarme con amados libros,
confiar al papel mis emociones
y a proyectar afecto en mis pupilas.


Han de volver mis ojos, ya en ocaso
a recoger la luz y a proyectarla
porque la ciencia se mantiene en vela
y la interpretan comprensivas manos.


Yo bendigo estas manos que devuelven
a mis ojos el don de sus espejos
y que el Señor en ellas vibre siempre
con la virtud excelsa del Maestro.

Revista Lotería, Mayo 1969, No. 162




Poema a Urracá

¡Paladín de mi raza! Tu pedernal invicto
a través de los siglos lo miramos brillar;
y en la noche del tiempo tu prepotente grito
aún vibra, proclamando gloriosa libertad.

Amabas tus montañas, tus mares y tus selvas,
cual patrimonio santo que te legara Dios,
y al verlas profanadas por huestes extranjeras
tu orgullo de cacique colérico se alzó,

y juraste por todos tus dioses seculares
no entregar al reposo tu cuerpo de titán,
mientras alzar pudieras el arma formidable
digna del brazo tuyo: tu rudo pedernal.

Aquel audaz guerrero que doblegó el orgullo
de los altivos hijos del Imperio del Sol
luchó, sin alcanzarlo, por abatir el tuyo,
por mirar, desmayado tu brazo de campeón.

De Soto y Espinosa, Campañón y Albites
midieron con el tuyo su singular valor,
mas como en lucha honrada no pudieron rendirte
tejieron en la sombra la red de una traición;

pero tampoco pudo la negra felonía
mancillarte el escudo de egregio paladín
que, enardecido el fuego de tu sangre bravía,
fundió los eslabones de la cadena vil.


Dos lustros te miraron como fieras en acecho,
bajo el cielo apacible o en la noche invernal,
defendiendo con brío tu codiciado suelo
sin sentir la fatiga, sin rendirte jamás.

Tus playas adoradas, tus mares y tus selvas
indómito te vieron su libertad guardar
y sólo la invencible demoledora eterna
pudo en su seno frío hacerte reposar;


mas, al cerrar por siempre tus ojos luminosos
que tu pueblo miraba cual mágico fanal,
tus labios maldecían al extranjero odioso
y fue tu postrer grito: ¡Viva la libertad!

La sangre libertaria que rebullía en tus venas
palpita todavía en más de un corazón
de los que aquí traemos, como inmortal ofrenda
laureles que la Gloria para tus sien tejió;


y al ver sobre ese plinto tu figura arrogante
_símbolo de una raza que es la nuestra también,_
conmovida y ufana la cantora dorace
deja como un perfume su trova en tu laurel...



Mártir de Enero


Estoy pensando en ti, mártir de Enero;
tu juventud en flor sacrificada,
tu holocausto inaudito!.
Todo ha quedado en la paz del cementerio;
sólo persiste el duelo de tu madre,
su llanto silencioso
que se desgrana al compás de su rosario.
Tu coraje perdido
como ceniza al viento
¡fue acaso una lección?.
¿Dejó siquiera
algo más que un recuerdo?
Un recuerdo, sí, imperecedero,
en relicario de tu buena madre;
en el hogar de una memoria triste
y en juveniles círculos
tal vez un motivo
para palabras vacuas,
discursos demagógicos.
Estoy pensando en ti, mártir de Enero.
El alba te ceñía;
un horizonte ilímite llamaba
a tu espíritu inquieto
y tú soñabas sueños luminosos
de porvenir triunfante.
Hoy siento al recordarte
una leve humedad en las pestañas;
llora también la tarde
al despedir un caluroso junio...
Adivino a tu madre
llorando a solas con la tarde triste,
recordando tu vida alegre y sana
que ella miró crecer como una planta
sin saber que ese ser, trozo del suyo,
sería holocausto ante el altar bendito
de la Patria inmortal, madre de todos.
¿La Patria?
¿Qué es la Patria?
Ideal de justicia, de Libertad y Gloria;
aspiración suprema de juveniles corazones ávidos
de más luz y más luz en su camino.
Tú encontraste la Patria en tu bandera
y soñabas mirarla dueña de su destino,
dichosa y respetada
repartiendo sus dones sin codicia.
sin mezquindades
--como enseña Cristo--.
......................................
Estoy pensando en ti, mártir de Enero!.


Me viene tu recuerdo en estos días
de pruebas y angustias
porque escucho rumores de cadenas
y oigo voces que traen extraño acento
ordenando seguir otro camino,
un camino que tú no presentiste
donde se impone el derecho de la fuerza 
para romper cimientos,
las bases que en un tiempo sostuvieron
la bandera gloriosa que tú amaste,
en cuyo honor, altivo, deshojaste
tu juventud _ ¡divino sacrificio!.
Tu sueño,
tu ideal
yacen contigo
y la Patria solloza
al pie de la bandera...!


Publicado en: Temas de nuestra América
Nº 107, Enero/1991


A Mamá


Son las flores
las  mejores
mensajeras  del querer;
yo por eso 
con un beso
hoy te brindo este clavel.

Madre mía,
mi alegría,
mi consuelo y galardón,
el cariño
de tu niño
se ha trocado en esta flor


que te dice
con su esencia:
“ Mi existencia es para ti”
y promete
por tu dicha
¡ la victoria conseguir…!

Del libro: Parnaso Infantil



Mi Tambor

Mi tambor repica alegre:
rataplán, rataplán.
Vengan todos mis amigos
a marchar… a marchar…

Si la patria está en peligro
la sabremos defender
porque es ella nuestra madre
y el altar de nuestra fe.

Mi tambor repica alegre:
rataplán, rataplán.
Vengan todos mis amigos
a marchar… a marchar…

Del libro: Parnaso Infantil



Postal


¡Felices Pascuas, madre,
Felices   Pascuas hoy!
¡Las palabras son viejas 
pero es joven mi amor!

¡Amor de primavera
y de toda estación
para la madre mía,
Pascua del  corazón!

Del libro: Parnaso Infantil



Mi casita


Es mi casa alegre y fresca
cual mañanita de abril
y en ella con mis hermanos
y mis padres, soy  feliz


y no envidio los palacios
ni las joyas de valor,
que mi casa es bello cofre
de cariño, paz y honor…


Es mi casa bello nido
de concordia y libertad
donde entona sus  canciones
la ternura maternal…

Del libro: Parnaso Infantil



Ronda


Juguemos la ronda:
la ronda es amor
que se abre en la tierra
bendita de Dios.

Juntemos las manos
          con suave ademán:
          la vida es hermosa
          si existe amistad.

 Hoy somos niñitos
                    -dulzura y candor-
                    mañana, los hombres
                    de gran corazón,

mas siempre estaremos 
                              en ronda de amor:
                              ¡amor, que es el signo
                              bendito de Dios…!

Del libro: Parnaso Infantil


Acción de Gracias


Gracias, Señor, por la vida
con sus regalos preciosos:
el dulce hogar bendecido
y los padres amorosos…


Por la luz, el fuego, el aire,
por el agua y por la tierra;
porque de ellos se deriva
la dicha de la existencia.


Por la alegría y salud
que son dones inefables
pero, sobre todo, gracias
por dar a mi alma tu imagen!


Del libro: Parnaso Infantil



Tres de Noviembre



Celebremos la facha bendita
en que el Istmo dichoso nació
a la vida de libre, que es vida
de Progreso, de Paz y de Amor.

Ella fue la radiante alborada
que a la Patria llegó a despertar,
y de esclava elevó a Soberana
a la bella y gentil de Panamá.

Esta fecha inmortal está escrita
en la Historia con signos de luz
y semeja una estrella divina
de la Patria en el límpido azul…


Del libro: Parnaso Infantil




Luna en el charco

La  luna asomó su rostro
a los espejos de un charco 
y le silbaron los grillos
e hicieron burla los sapos…
pero ella siguió serena
reflejándose en el charco.


El agua quieta y oscura
en plata la fue cambiando
y las yerbas de la orilla 
en plantel de lirios blancos…
Y se callaron los grillos
y se escondieron los sapos!

Del libro: Parnaso Infantil



Los Libros


Yo tengo amiguitos muy buenos y sabios
que me enseñan  ciencias  y armoniosos versos;
en mis horas libres refiérenme viajes 
y me narran largos y bonitos cuentos.


Los busco y los hallo solícitos siempre,
amables contestan las preguntas mías,
jamás me fastidian y rápido pasa 
el tiempo en que me hacen grata compañía.


Estos amiguitos  discretos  y sabios 
que alegres divierten y serios enseñan
son libros selectos con cuya lectura
aprendo a ser  útil, educada y buena.

Del libro: Parnaso Infantil




Campanilla azul

Campanilla azul. Chal de seda
que dejaron los querubes
olvidado en la arboleda…


Campanilla azul. Hermana 
                             en color de cielo y mar,
                             eres también esmeralda…




Campanilla azul. Vaso leve
donde escancian ambrosía
mañanitas de diciembre…


Los años pasan y tú 
                             sigues vibrando en el campo
                             como campana de luz…



Del libro: Parnaso Infantil


La Arañita Negra



Una araña forma nido 
en un rincón de mi cuarto;
su tela es nítida y leve 
como la flor del naranjo


Mi hermana quiso matarla,
mas le pedí no le hiciera
ningún daño a la arañita
que sería mi compañera .



Cuando me voy a la escuela 
ella está teje que teje; 
y al regreso todavía 
no ha terminado sus redes.

Cuando estoy muy fatigada 
y me acuesto en mi camita
me avergüenzo  si la araña 
con sus ojillos me mira.



¨¿No te cansas, arañita?
le pregunto con premura;
su respuesta son los hilos
tan blancos como la espuma.



Trabaja siempre, trabaja
cumpliendo una ley de Dios
sin esperar que la premien
por su preciosa labor…



Del libro: Parnaso Infantil




Rosal en Flor


Del rosal de tus amores 
broté yo como un botón:
capullito de tu entraña,
seda y luz de tu ilusión…!


Me nutriste con tu savia
_¡sacratísimo licor!_
me abrigaste contra el frío,
mitigaste mi calor,

me adormiste con  arrullos
de tu beso y tu canción,
tu regazo fue mi cuna
y tu seno mi almohadón;


me has mostrado los caminos
del Deber y de Honor;
me enseñaste a ver el mundo 
y tu amor me eleva a Dios…!


Tu ternura, tu cuidado,
tu consejo y tu lección 
cual semillas celestiales
recogió mi corazón


y a ti vuelven en corolas
de cariño y comprensión: 
¡cada beso es una rosa 
y un clavel esta canción…!


Del libro: Parnaso Infantil


Dos de Noviembre


Hoy es dos de noviembre; vamos todos 
al cementerio donde están los restos
de aquellos que en la vida nos amaron
y nos brindaron de virtud ejemplo:


el padre luchador, que por sus hijos
bregó sin tregua y les dejó una herencia
de trabajo tenaz, honor sin mancha
y un porvenir mejor, que ya es riqueza;


la madre tierna _abeja silenciosa_
que, renunciando al mundo y sus placeres,
se consagró al hogar como a un santuario
y en su puesto de amor la halló la muerte;


el niño dulce, que alegró la vida
como hermoso botón de primavera
y se fue para siempre y para siempre
dejó en sus padres la infinita pena;


el amigo leal, cuyo cariño
inalterable nos siguió doquiera;
el hermano, amoroso confidente
y compañero en juegos y tareas.



Y allí también están los grandes hombres
que nos legaron sus fecundas obras
y que reciben a través del tiempo
un tributo gentil a su memoria.



Hoy es dos de noviembre; al cementerio
iremos a llevar nuestras plegarias
que son corolas de inmortal belleza
cuyo perfume aspirarán las almas…!



Del libro: Parnaso Infantil



En medio de los árboles


En medio de los árboles
mi padre se formó;
su cuerpo era de roble
de seda el corazón


En medio de los árboles 
la madre de mi amor
creció sana y hermosa
como silvestre flor.


En medio de los árboles
mi infancia transcurrió
¡alegría de arboleda 
flotaba en mi ilusión...!  )

En medio de los árboles
yo busco inspiración:
ellos dan energía,
serenidad y amor…!

Del libro: Parnaso Infantil


Coqueteos

La tarde parece triste 
porque el verano se aleja;
ya no tendrá quien le traiga 
joyas, perfumes y sedas…


Llega el invierno y se viste
con su más hermoso traje:
chaqueta de raso gris
sobre camisa de encaje.


La tarde asoma al balcón
y el galán suspira al verla
mientras derrama en su obsequio
collares de finas perlas…

Ella acepta este regalo
con delicada sonrisa
que él se prende en la solapa
como broche de amistad…


Del libro: Parnaso Infantil



Mayo Hechicero


Ya llegó mayo hechicero
con su cortejo encantado:
insectos de mil colores
sobre jardines y prados.

Los niños también recogen
el delicioso reclamo 
y dan sus risas al viento
y sus cabriolas y cantos.


Ya llegó mayo hechicero
haciendo esponjar los pastos
y saturando el ambiente
con esencias de milagro…

Milagro de Primavera
_juego, risa, beso y canto_
que sube como el incienso
en esta tarde de mayo…!

Del libro: Parnaso Infantil



Matinal


En tanto que la aurora,
jardinera celeste,
hace abrir las brillantes amapolas
de los prados de Oriente,
se despiertan las aves
que sueñan en las ramas
y tienden hacia el aire
las flechas de sus alas.

Así mi alma también cada alborada
_tal el cielo de rojos arreboles_
se tiñe con el grana
de bellas ilusiones,
y, cual aves de luz, mis esperanzas
en ascendentes giros
tienden hacia el azul sus verdes alas
con ansias de infinito…

Del libro: Parnaso Infantil